Lidiando con las preocupaciones de los niños – Saratogian

Cada día, las noticias están llenas de acontecimientos horribles en todo el mundo, como el terrorismo o los tiroteos aparentemente interminables en lugares de trabajo, escuelas y bases militares.

Además, el clima político reflejado en los medios de comunicación ha dejado a muchos padres y niños como espectadores, absorbiendo una gran cantidad de juicios y conflictos. Sin una consideración cuidadosa, los adultos ven las noticias con titulares e historias aterradoras, mientras que los niños inocentes absorben el contenido emocional mientras juegan con sus juguetes o desayunan.

A muchos padres les preocupa que sus hijos estén expuestos a muchas fuentes potenciales de ansiedad y se preguntan cómo afrontar este problema. Es importante enfatizar que el miedo es el núcleo de la ansiedad, por lo que nuestro trabajo es gestionar la exposición y las reacciones a los eventos temidos de diversas maneras. Aquí hay algunas pautas simples a considerar:

1 – Calmar es bueno para los niños.

Los niños se benefician de la tranquilidad de sus padres cuando ocurre un incidente crítico en el que alguien resulta herido o resulta herido, o cuando se habla de terrorismo o tragedia. Buenos datos y sentido común respaldan este enfoque.

La mejor manera de lograr esto es enfatizar que estos eventos suceden y que mamá y papá están haciendo todo lo posible para mantener a sus familias seguras. Es vital que crean que nuestro país y su gente son, en última instancia, fuertes y resilientes. El mensaje a los niños debería ser que todos saldremos de esto.

2 — La exposición es importante, así que establezca límites.

Es importante comprender que hay muchas maneras en que nosotros, como padres, podemos ayudar a determinar dónde centran su atención nuestros hijos y así influir en la ansiedad. En primer lugar, está la cuestión de a cuánta información perturbadora estamos expuestos. Ésta es la línea de defensa más básica contra la ansiedad por los acontecimientos sociales. Establezca límites a la exposición y luego hable con el niño en lugar de tocarlo repetidamente.

La presencia repetida de testigos tiende a aumentar el miedo en lugar de reducirlo.

3 – El enfoque es importante

En segundo lugar, ante una tragedia, un conflicto o una violencia, nuestro enfoque es importante. Cuando ocurren eventos altamente perturbadores, queremos desarrollar empatía, si es posible, hacia todos los involucrados. Sin embargo, normalmente hay muy poco que los niños o los adultos puedan hacer directamente. Básicamente, esto está fuera de nuestro control.
Cuanto más nos centramos en acontecimientos que escapan a nuestro control, más enseñamos a nuestros hijos a hacer lo mismo. Como resultado, la ansiedad aumentará.

En su lugar, considere desarrollar iniciativas familiares que reflejen los valores familiares en acción. ¿Como puedes ayudar? A veces podemos ayudar a recaudar fondos. A veces podemos ser voluntarios. A veces podemos escribir cartas.

Pero cuando nos quedamos sin cosas que hacer a nivel mundial, lo mejor es dirigir nuestras acciones hacia nuestros vecinos y comunidades. ¿Qué podemos hacer para servirles, marcar la diferencia o ayudarlos de una manera que genere buenos sentimientos y resultados positivos?

En otras palabras, en lugar de observar pasivamente o absorber lo que está más allá de nuestro control, podemos centrar nuestra atención en las acciones que podemos controlar, preferiblemente asegurándonos de que algunas acciones ayuden a otras de manera proactiva.

4 – Prestar más atención a las cuestiones “cotidianas”.

Según las investigaciones, las preocupaciones diarias de los niños giran en torno a su vida diaria. Tienen en mente el acoso escolar, el rendimiento académico y deportivo y los videojuegos. Estos eventos están más relacionados con ansiedades infantiles emergentes y, a menudo, son fundamentales. Esto trae a colación varios puntos importantes:

Primero, preste mucha atención al entusiasmo de su hijo por la escuela, los amigos y las actividades. Si nota una discrepancia, pregunte si está pasando algo.
Sin embargo, no seas agresivo ni te preocupes al hacer esto, ya que esto los ahuyentará o les causará más miedo. En su lugar, mantenga una conducta informal mientras mantiene el interés y la preocupación.

En lugar de forzar una conversación, bríndeles la oportunidad de abrirse. Si no responden, no presiones.

Desarrollar una estrategia de acción cuando tengan inquietudes.

Si empiezan a discutir estos temas cotidianos, escuche primero. Sea comprensivo, pero no prescriptivo. Es decir, evita convertirte en un experto y ofrece soluciones de inmediato.

En su lugar, utilice preguntas para que se concentren en ideas y elecciones, en lugar de quejas que mamá o papá están tratando de resolver de inmediato. Permítales convertirse en dueños de sus propias vidas y descubrir que tienen herramientas e ideas que funcionan.

Tenga cuidado con los padres que quieren que la escuela solucione el problema. A veces esto es necesario, pero a menudo los niños se fortalecen al encontrar e implementar soluciones de forma independiente. Ya sea que se trate de una cuestión relacionada con sus compañeros, una cuestión académica o una cuestión relacionada con los deportes, haga todo lo posible para que su hijo sea el experto en su vida.

Su objetivo es ayudarlos a desarrollar una estrategia e implementarla. Luego, responsabilice amablemente a sus hijos por el plan que ayudaron a crear.
Por cada esfuerzo, incluso si no funciona, apládelo. Haga hincapié en que las situaciones difíciles rara vez se resuelven de una vez por todas y a menudo requieren alguna acción de seguimiento. La primera tarea es crear la sensación de que pueden hacer algo para resolver estos problemas diarios.

Queremos sacarlos del papel de preocupados o quejosos y asumir un papel de acción más proactivo.

Sin embargo, si ha leído mis artículos a lo largo de los años, sabrá que dudo en sugerir repetir las mismas conversaciones una y otra vez. ¿Por qué? Porque los niños saben que quejarse atraerá mucha atención pero no requiere una acción personal para generar cambios. Ésta es la receta para una vida miserable, llena de una sensación de incapacidad para afrontar los desafíos.

Cuando estas estrategias no funcionan, pueden desarrollarse más trastornos relacionados con el cerebro, lo que provoca ansiedad y síntomas relacionados. Contáctenos en CaptialDistrictNeurofeedback.com y podemos ayudarlo a descubrir cómo cambiar sus patrones más resistentes de miedo y ansiedad.

El Dr. Randy Kyle es un experto en crianza de hijos, autor, orador y psicólogo en ejercicio con sede en Clifton Park que brinda orientación práctica sobre muchos problemas de crianza. Su sitio web, www.TerrificParenting.com, ofrece orientación gratuita para padres y boletines informativos por correo electrónico. Los lectores pueden obtener más información consultando artículos anteriores en los sitios web de The Saratogian y The Record. Envíe sus preguntas a DrRandyCale@gmail.com

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