El plástico no es saludable para los niños y otros seres vivos

Cada primer lunes de octubre celebramos el Día Nacional de la Salud Infantil, un recordatorio para priorizar el bienestar de nuestros niños. En el icónico cartel “La guerra no es saludable para los niños y otros seres vivos”, dejamos clara la necesidad de proteger a nuestros jóvenes de la crisis que se avecina. Este cartel fue realizado en respuesta a la guerra de Vietnam. Ahora, 70 años después, estamos librando otra batalla: la guerra contra el plástico.

Los microplásticos son partículas diminutas de menos de 5 milímetros de largo (aproximadamente del tamaño de una semilla de sésamo) y son conocidos por sus daños a los océanos y la vida marina. Pero existe una preocupación creciente sobre su impacto en nuestros niños.

Se han detectado microplásticos en artículos cotidianos, desde champú para bebés hasta alimentos envasados ​​en plástico, que luego pueden pasar a través de nuestro cuerpo y aparecer en los desechos humanos. Las heces de los bebés contienen entre 10 y 20 veces más microplásticos que las de los adultos, según ha demostrado un estudio, lo que plantea serias dudas sobre su impacto en la salud de los niños.

Aquí hay 9 formas en que nuestros niños están expuestos al plástico en su vida diaria:

Cuando compramos ropa para nuestros hijos, sin saberlo, introducimos el plástico en sus vidas. Las fibras sintéticas como el poliéster, el nailon y el acrílico, que constituyen alrededor del 60% de los materiales textiles mundiales, pueden desprender hasta 700.000 partículas microplásticas con el tiempo.

Estas toallitas están hechas de telas no tejidas que a menudo contienen plásticos sintéticos y de microfibra, como polipropileno, rayón y nailon. Se estima que las nuevas madres utilizan hasta 30 toallitas húmedas para bebés al día y hasta 10.000 toallitas al año. Esto equivale a que las nuevas madres expongan a sus hijos a microplásticos 10.000 veces.

Conocidos por su durabilidad y asequibilidad, los biberones de polipropileno son una opción común entre los padres. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado un problema preocupante. Cuando estos biberones se calientan para calentar la leche, liberan microplásticos en el líquido, lo que puede afectar la salud de nuestros niños.

Cuando se trata de limpiar los platos de los más pequeños, el lavavajillas suele parecer un salvavidas. Pero, ¿qué pasaría si le dijéramos que esta comodidad tiene una consecuencia no deseada: la liberación de microplásticos en nuestro medio ambiente? Estos restos de microplástico se adhieren a los platos como pegamento, lo que significa que es probable que cada comida casera tenga un lado de plástico.

La brillantina está hecha de plásticos PET comunes, incluido el polipropileno (una sustancia química que se encuentra en la mayoría de los plásticos). No sólo eso, sino que estos plásticos están recubiertos con aluminio y materiales sintéticos para hacerlos reflectantes. ¿Quieres que tus hijos jueguen con eso?

Incluso las pelotas de tenis de aspecto peludo contienen microplásticos, lo que plantea dudas sobre su seguridad para los niños.

La pintura vibrante utilizada en el proyecto artístico es un plástico termoestable que no se puede reciclar, lo que contribuye al problema de la contaminación por microplásticos.

La contaminación plástica es un problema global, y aunque a menudo pensamos que las botellas, bolsas y envases de plástico son los culpables, hay un problema de plástico escondido justo debajo de nuestras narices: el chicle. Básicamente, la mayoría de los chicles son plástico de polietileno hábilmente disfrazado. El polietileno es un plástico común que se utiliza en una variedad de aplicaciones, incluida la producción de botellas de plástico. Cuando te llevas un chicle a la boca, en realidad estás masticando un trozo de plástico.

Un estudio muestra que de 419 sustancias químicas que se encuentran en materiales plásticos duros, blandos y de espuma utilizados en los juguetes de los niños, 126 pueden dañar la salud de los niños a través de efectos cancerosos o no cancerosos.

Como padres y cuidadores, debemos permanecer atentos a los peligros ocultos de los microplásticos. Los bebés y los niños son particularmente vulnerables a los efectos de la exposición, y nuestra conciencia y acciones pueden tener un impacto significativo en su bienestar. Al comprender las fuentes potenciales de microplásticos y buscar de manera proactiva mejores alternativas, podemos proteger a nuestros niños de daños innecesarios. El tema del Día de la Tierra 2024, “Planeta contra plástico”, refleja nuestra lucha por la salud humana y planetaria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *